No podria pasar por alto al mas grandioso hombre que ha existido, nuestro ejemplo en todo, incluso en los sentimientos, podriamos pensar que Jesús no puede ayudarme con mis sentimientos, el no sabe nada de eso, podrias decir, pero al contrario, la Biblia nos enseña que Jesús tiene una novia y se piensa casar con ella, y tu y yo estamos invitados a la ceremonia.
La novia de Cristo, es la iglesia: Apoc 21:9
9Vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete últimas calamidades, y me dijo: "Ven, que te voy a enseñar a la novia, la esposa del Cordero."
La Biblia empieza en el libro de Genesis con una matrimonio, entre Adan y Eva y termina con otro matrimonio, el de Jesús con su novia, la iglesia.
Jesús ha esperado por ella, mas de 2 siglos, ha dado todo por ella, hasta su propia vida, la ama, a pesar de sus muchos defectos, y lo mas importante, piensa casarse con ella y darle todo lo que se merece.
A través de su ejemplo podemos aprender varias lecciones que nos serán útiles.
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
EL AMOR ES ENTREGA
¨Cómo debiera amar un hombre a su esposa?
(1) Debiera estar dispuesto a sacrificar cualquier cosa por ella, incluso su propia vida,
Amar a nuestras esposas es cuidarlas, sustentarla: Brindarle el soporte físico, económico, afectivo y espiritual
(2) Debiera buscar su felicidad como asunto de primera importancia, no buscar su propia felicidad.
Cristo le lavó los pies a sus discipulos, la iglesia, les sirvio, asi el esposo debe servir a la esposa, comprarles lo mejor, la mejor ropa, que este siempre bien hermosas.
(3) Debiera cuidarla como cuida su cuerpo. Ninguna esposa necesita temer someterse a un hombre que la maltrate. No debemos maltratarla ni con palabras ni con obras: Asi como usted mismo no se clavaría un cuchillo ni me golpearía a si mismo, porque le duele, así al ser una sola carne, cualquier herida que tu pareja tenga te afectará a ti.
28Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, 30porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.
RESPETO MUTUO
¿Cómo debería respetar una mujer a su esposo?
(1) Honrándolo, dándole el lugar que merece: Una cabeza dirige, es la autoridad, pero una cabeza no es completa sin un cuerpo, estar sujetas a sus maridos en todo, una cabeza ejerce un liderazgo, cuando el hombre no asume ese liderazgo, la mujer debe asumirlo, hay es cuando vemos los errores. Tambien como esposos debemos someternos a nuestras esposas. Hay que bajar la cabeza y reconocer que ellas en muchas cosas tienen la razón.
(2) Expresándole palabras de aprecio que le hagan sentir importante: El hombre es el sacerdote de la casa, la cabeza espiritual de la misma.
(3) No pasar por encima de su autoridad, someterse a su liderazgo en el hogar.
21Someteos unos a otros en el temor de Dios. 22Las casadas están sujetas a sus propios maridos, como al Señor; 23porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. 24Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo están a sus maridos en todo.
Existe una gran diferencia entre estar sometido y subyugado, la sujeción es en amor y el temor del Señor.
JUNTOS HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE
Dejar padre y madre, desligarse e independizarse para ser una sola carne demanda unidad de espíritu, de propósito, ponerse de acuerdo, no divisiones, no significa tener diferencias, pero si llegar a un acuerdo.
Lo insignificante no puede afectar a uno sin que afecte al otro, cuidar del otro, prevenir sus necesidades con anticipación, es ayudar al otro para que se desarrolle completamente como persona.
31Por esto dejar el hombre a su padre y a su madre, y se unir a su mujer, y los dos serán una sola carne. 32Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. 33Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.
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